El lenguaje en la cultura de la adicción.
Existen
problemas únicos al tratar de estudiar y describir el lenguaje en la cultura de
la adicción. El lenguaje es un caleidoscopio en constante cambio. Además de
este cambio, existen infinitas variaciones influenciadas por la droga de
elección, las agrupaciones, la clase social, la geografía y la raza. A pesar de
estas dificultades, trataremos de examinar la naturaleza y función del lenguaje
y de los temas de conversación que caracterizan la cultura de la adicción.
Se
debe dominar un elaborado argot durante la entrada en la cultura de la
adicción. Desde el drogadicto que usa medicamentos que puede sonar como un
médico ambulante hasta el drogadicto de calle cuyo lenguaje ha evolucionado
hasta convertirse casi en un arte, los adictos culturalmente enredados
experimentan una transformación en su lenguaje que va paralela a su progresión
de la adicción.
El
lenguaje cambia a medida que se es absorbido por la cultura. Estos cambios de
idioma reflejan la transición y la confirmación de la nueva identidad. El
dominio del lenguaje confirma la pertenencia a una sociedad secreta y
proporciona las claves para separar a los que están adentro de los que están
afuera.
Cuando
a los clientes en tratamiento por abuso de sustancias se les pregunta cómo
cambió su lenguaje a lo largo de los años que estuvieron involucrados en el uso
excesivo de alcohol o drogas, reportan un aumento en el uso de groserías, más
uso de vocabulario adicto y un ritual único de juegos verbales que a menudo
caracteriza la comunicación entre adictos.
Si
se pasaran horas escuchando a los alcohólicos o adictos que están conversando
mientras están intoxicados, se haría evidente un patrón de repetición de temas
y asuntos. Estos temas incluyen:
- Historias sobre la prostitución y/o delincuencia con un marcado alarde de virtudes, de astucia, de engaño, ingenio rápido; historias "frías" (serenas y despiadadas) que provocan un recuerdo eufórico de los episodios de intoxicación.
- Historias de problemas y molestias experimentadas en la vida.
- Auto presentaciones grandiosas que sirven para aumentar la autoestima.
- Cuentos que se burlan de los "sanos" (no usuarios) para ridiculizarlos.
- Historias repetidas (cuentos populares) que transmiten valores culturales.
- Historias sobre "limpieza" (Es una paradoja cultural que muchos adictos verbalizan sus deseos de no consumir drogas mientras consumen, pero cuando no consumen, hablan constantemente de querer drogarse.)
Hay
una serie de implicaciones que se derivan de lo anterior. Primero, si se han
pasado años en este tipo de conversaciones, ¿de qué más se habla? Cada vez que
los adictos enredados abren la boca, las palabras forman un camino de vuelta a
la cultura. Los adictos tienen habilidades lingüísticas que los preparan para un
solo mundo: el mundo de la adicción. Si los programas de tratamiento van a
crear una alternativa, una vía de entrada a un mundo diferente, entonces deben
proporcionar habilidades verbales para prepararlos para esta nueva vida. ¡Los
adictos deben volver a aprender a hablar!
Otra
consideración es examinar el rango de la experiencia humana no capturada en los
temas de conversación de la cultura de la adicción, en donde casi siempre
faltan tanto el contenido como las palabras para la expresión afectiva. Para el
adicto en etapa avanzada, estas palabras son líneas de un guion utilizado como
parte de un engaño (líneas aprendidas para jugar el juego del
"tratamiento") o para salir de un problema. Cuando les decimos a los
adictos poco después de entrar en el tratamiento: "tienes que ponerte en
contacto con tus sentimientos", es como si estuviéramos “hablando en chino”.
Esta expresión afectiva se extinguió muy pronto al entrar en la nueva cultura.
Han perdido la capacidad de hablar de sí mismos, aparte de los personajes que
han interpretado para mantener la adicción, se han convertido en los
personajes. Deben volver a aprender el lenguaje de la expresión afectiva (este
aprendizaje es fácil) mucho antes de volver a aprender a experimentar la
emoción que lo acompaña. Podemos proporcionar las herramientas del lenguaje
para la expresión afectiva, proporcionar condiciones de seguridad y apoyo, y
esperar que el adicto vuelva a aprender cómo se siente.
El lenguaje en la cultura de la Recuperación.
Para
los adictos cuyas palabras y temas de conversación han sido moldeados en la
cultura de la adicción, el tratamiento debe ser un laboratorio de idiomas que los
prepare para la vida fuera de esta cultura. Esta sección explorará el papel del
lenguaje en el paso del adicto de la cultura de la adicción a la cultura de la
recuperación.
A. El nombre.
Tal
vez no haya nada más importante para la identidad personal que el propio
nombre. Nos distingue de los demás y connota una historia de lugares, personas
y experiencias que nos han hecho quienes somos. Así como un nombre refleja esa
identidad, los cambios en el nombre pueden reflejar su transformación. El
cambio de nombre refleja una separación del pasado, la elección de nuevos
valores, el compromiso con una nueva red social primaria y, sobre todo, una
nueva definición del yo. Este fenómeno es evidente en la propensión a los
apodos en las culturas adolescentes, en los cambios de nombre comúnmente
asociados con la entrada en varias sectas y movimientos religiosos y, en un
grado más amplio, en la tradición histórica de cambiar los nombres de las
mujeres en el momento del matrimonio. Nuestra preocupación aquí es el papel de
los apodos, alias y otros cambios de nombre en el proceso de participación y
separación de las culturas de la adicción y la recuperación.
Muchos
adictos culturalmente enredados experimentan cambios de nombre como parte de su
iniciación en la cultura de la adicción. No se les conoce por sus nombres o
apellidos, sino por apodos, ya sean autoproclamados o bautizados por otros,
simbolizan las experiencias culturales en las que se formó la identidad y la
vinculan a los valores culturales en los que se sigue basando. Para el cliente
en tratamiento aferrarse a su nombre de la cultura adictiva es traer la cultura
de la adicción al tratamiento. Si el tratamiento implica una pérdida de este
tejido, entonces el nombre debe ser mudado como una piel desprendida a través
del proceso de crecimiento.
El
papel de los cambios de nombre en este proceso de transformación de la
identidad puede facilitarse de varias maneras. Algunos programas simplemente se
dirigen a todos los clientes por sus nombres legales. Otros programas, aunque
prohíben el uso de cualquier apodo antiguo, dejan que cada cliente seleccione
el nombre con el que desea ser tratado. El siguiente ejercicio se recomienda
como una experiencia educativa y de aclaración de valores en torno a la
cuestión del nombre. Puede realizarse de forma individual o en grupo y es
particularmente útil con clientes que han estado profundamente inmersos en la
cultura de la adicción.
Proporcione
a los clientes tres hojas de papel con el título “Nombre/Apodo" en la
parte superior de cada hoja. Pida a los clientes que escriban su nombre legal y
cualquier apodo que hayan tenido hasta el momento en que comenzaron a usar
alcohol/drogas en la parte superior de la primera hoja. Luego, indique a los
clientes que anoten en la hoja cualquier palabra o descripción que ellos o que
otros usarían para describirlos durante este período. Repita el proceso para la
segunda hoja durante el período de consumo de alcohol/drogas. En la tercera
hoja, pida a los clientes que completen el segundo paso de este ejercicio,
anotando cómo les gustaría ser descritos por otros y por ellos mismos en el
futuro. Pregunte si hay un nombre que refleje mejor las características que
enumeraron en la tercera hoja. Este "Juego de Nombres" proporciona un
espacio para que los clientes articulen los cambios que han experimentado a
través de su adicción y para proyectar conscientemente los cambios deseados en
su identidad. A los clientes se les puede dar la libertad de elegir un nombre
de pila mientras están en tratamiento como símbolo de su entrada en la cultura
de recuperación.
B. Groserías y argot.
Anteriormente,
en el análisis de la cultura de la adicción, se señaló que el idioma desempeña
un papel importante en el mantenimiento o la transformación de la identidad
personal. Las palabras, la manera y los manierismos que rodean su expresión
pueden servir para abrir o cerrar puertas al cambio. Las palabras, los gestos,
los temas de conversación y los rituales de comunicación cotidiana del adicto
enredado están anclados en el mundo social de la adicción, para salir de esta
cultura, hay que abandonar su idioma y aprender o reaprender las palabras que
sirven de entrada a otros mundos sociales.
Una
de las primeras tareas al abandonar la cultura de la adicción es extinguir el
argot y la grosería que constituyen la mayor parte de la lengua hablada dentro
de ese entorno. Para el equipo de tratamiento, esta tarea implica lo siguiente:
- Enseñar a los clientes cómo el argot y la grosería refuerzan los valores, actitudes y comportamientos de la cultura de la adicción.
- Desalentar consistentemente el uso de argot y la grosería dentro del ambiente de tratamiento.
- Proporcionar relaciones caracterizadas por la aceptación y la seguridad dentro de las cuales los clientes puedan ser apoyados para probar nuevas habilidades verbales.
- Cultivar un ambiente rico en lenguaje donde los clientes puedan aprender habilidades de comunicación alternativas.
¿Debe
el consejero de tratamiento de adicciones entender y usar el léxico de la
"calle" para comunicarse eficazmente con el adicto culturalmente
involucrado? El consejero cumple la función de guiar al adicto en un viaje de
una cultura a otra. Aunque el guía debe entender el léxico de la adicción como
un medio para construir una relación temprana, el uso de este lenguaje con el
cliente es no hacer el viaje hacia la cultura de la recuperación. En lugar de
proporcionar al adicto las habilidades lingüísticas necesarias para abandonar
la cultura antigua, el consejero que habla ese argot de la calle se une y
permanece con el adicto en su viejo mundo.
Aunque
los controles fuertes en el entorno del tratamiento pueden suprimir el léxico
del adicto al principio del proceso de tratamiento como una forma de
cumplimiento, es deseable que se involucre más personalmente en el examen y
rechazo de este lenguaje y estilo de comunicación de su vida pasada. Para
lograr esta supresión del "lenguaje de los adictos", se debe ayudar
al cliente a ver realmente este estilo de comunicación. El uso de la simulación
y el juego de roles junto con la grabación de videos puede ser una forma muy
efectiva y poderosa de retroalimentación en esta área. La mayoría de las
personas recuerdan la primera vez que se escucharon en una grabadora. El video
grabado puede ser una técnica aún más poderosa para reflejar a los clientes su
imagen de sí mismos. El uso de la parodia (exageración) y el humor para reducir
las defensas de los clientes también pueden ser efectivos durante estas
simulaciones de comunicación. Tales experiencias estructuradas en el
tratamiento fuerzan y disminuyen la relación del cliente con la cultura de la
adicción al ridiculizar esta cultura. También aumentan la apertura para el auto
examen y el cambio.
C. Cambio de los temas de conversación.
El
adicto culturalmente enredado pierde no sólo las palabras para comunicarse
fuera de la cultura, sino también el contenido de la comunicación. El discurso
adicto se restringe cada vez más a los cuentos que se tergiversan, a los
cuentos que se copian, que se ocultan, y a los cuentos que involucran problemas
que se encuentran en "esa vida". La comunicación de los adictos
refleja el narcisismo de la escucha deficiente, la pérdida de empatía, la
grandiosidad ("Yo", "Yo", "Yo", "Yo",
"Yo") y la proyección de la culpa (''Ellos', "Ellos",
"Ellos", "Ellos"). Desenganchar al adicto de la cultura de
la adicción implica tanto despojarlo del idioma de esta cultura como cambiar
los temas que componen el contenido de la comunicación interpersonal.
Primero
se les debe enseñar a los clientes los siguientes principios:
- El lenguaje, cómo se habla y de qué se habla, es el espejo a través del cual nos conocemos a nosotros mismos y somos conocidos por los demás.
- El cambio de idioma era parte de la progresión de la adicción, tanto las palabras como los temas del lenguaje rindieron homenaje a la experiencia de la droga.
- Volviendo al lenguaje y a los temas de conversación de la cultura de la adicción se encuentra el comportamiento de alto riesgo que puede desencadenar un recuerdo eufórico de la intoxicación por drogas, el deseo, la búsqueda de drogas y el comportamiento de consumo.
Los
principios anteriores establecen la necesidad de cambio y proporcionan un marco
dentro del entorno de tratamiento que permite tanto la confrontación como el
autocontrol de la comunicación durante la recuperación temprana.
D. El lenguaje del tratamiento y la recuperación.
El
tema principal de este capítulo es que cada componente de la cultura de la
adicción quitado al adicto en el proceso de tratamiento debe ser reemplazado
por un componente de la cultura de la recuperación. Si la experiencia del
tratamiento va a quitar lenguaje, entonces también debe dar lenguaje. Si el
idioma antiguo soportaba la adicción, entonces se debe proporcionar un idioma
nuevo que apoye la recuperación. Si el idioma antiguo satisfacía las
necesidades específicas del adicto, por ejemplo, la identidad social y la
inclusión, entonces se debe proporcionar un nuevo idioma de recuperación que
satisfaga estas necesidades de manera más positiva.
Una
vez que el entorno de tratamiento ha comenzado a suprimir y extinguir el
lenguaje de la cultura de la adicción, este mismo entorno debe proporcionar el
lenguaje y las habilidades de comunicación esenciales para el proceso de
recuperación. Si esperamos que los adictos cambien tanto su forma de hablar
como los temas de los que habla, entonces el entorno del tratamiento debe
asumir, hasta cierto punto, las características de un laboratorio de idiomas.
El menú de este laboratorio de idiomas puede ofrecer diversas opciones.
El
entorno de tratamiento debe proporcionar a los adictos una filosofía (lenguaje)
de la adicción que se ajuste y dé sentido a su experiencia individual y
colectiva, y una filosofía (lenguaje) de tratamiento y recuperación que infunda
esperanza. Las palabras que componen estas filosofías son herramientas esenciales
en la construcción de un marco de referencia para la recuperación. Los adictos
no sólo deben entender esta filosofía, sino que también deben perfeccionarla
para que se ajuste a su propia experiencia mediante la construcción de una
historia personal. Todos los adictos deben dominar la selección de las palabras
y frases que les permitan explicar su vida pasada y presente a los demás, y el
lenguaje debe proporcionar un marco para la reconstrucción de la autoestima.
Este dominio del lenguaje se puede mejorar a través de exposición a la
literatura sobre adicción con conferencias, películas, video y audio, y
reuniones de autoayuda que brinden exposición a modelos de conducta que hablen
sobre sus experiencias de adicción y sus tareas de tratamiento de recuperación,
que demandan la personalización de conceptos clave relacionados con la adicción
y la recuperación.
Para
lograr la máxima utilidad, el lenguaje dentro de la cultura de tratamiento debe
ser transferible tanto a la cultura de recuperación después del tratamiento,
por ejemplo, los grupos de autoayuda, como a la cultura en general en la que el
cliente interactuará.
El
cliente debe dominar las habilidades lingüísticas involucradas en eventos
críticos que marcan una transición de la cultura de la adicción a la cultura de
la recuperación. Identificar y prepararse para tales incidentes es crucial en
la planificación de la prevención de recaídas. Se puede ayudar al adicto en
tratamiento a formular respuestas a las siguientes preguntas:
•
¿Qué le digo a mi familia?
•
¿Qué digo cuando mis compañeros de
trabajo me invitan a tomar un trago con ellos?
•
¿Qué les digo a mis amigos, algunos
de los cuales creo que son alcohólicos?
•
¿Cómo explico a la gente por qué ya
no bebo ni uso drogas?
•
¿Qué digo cuando me encuentro con
fantasmas de mi antigua vida, por ejemplo, personas a las que les debía dinero,
personas que se prostituían?
Crear
situaciones en las que los clientes puedan identificar sus propios problemas
críticos predecibles y ensayar la forma de afrontar dichos problemas a través
de la discusión y el juego de roles es una actividad de tratamiento esencial.
Los centros de tratamiento deben engendrar las habilidades de afirmación para
que los clientes tengan la voluntad y las palabras para resistirse a volver a
comprometerse en la cultura de la adicción.
Algunos
clientes han estado tan metidos en la subcultura adictiva que simplemente
necesitan volver a aprender a hablar con personas ajenas a esa vida. Los
programas de tratamiento que atienden a estos adictos profundamente enredados
tal vez deseen explorar actividades de tratamiento que puedan lograr lo
siguiente:
• Reorientar a los clientes hacia
eventos grupales y comunitarios fuera de la cultura de la adicción, no sólo
para comprender, sino para poder conversar sobre dichos eventos, lo que aumenta
el contacto y la interacción del cliente con personas y situaciones sociales
fuera de esta cultura.
•
Proporcionar a los clientes los
conocimientos de lenguaje básicos necesarios para dominar los nuevos roles en
la cultura de la recuperación, por ejemplo, entrevistas de trabajo.
Muchos
adictos nunca han poseído habilidades de expresión afectiva o las han perdido
por la progresión de su adicción.
La
participación en el tratamiento inevitablemente comienza a precipitar el
descongelamiento emocional de estos clientes. A medida que los sentimientos
emergen a la conciencia, a veces de forma bastante repentina y dolorosa, el
entorno del tratamiento puede proporcionar tanto el espacio para la expresión
afectiva como un lenguaje que puede servir como vehículo para liberar dicha
emoción.
Las
actividades de tratamiento deben coincidir con el ritmo al que se produce este
descongelamiento emocional para cada cliente. Las actividades que exigen
prematuramente la autorregulación emocional sin proporcionar las palabras para
tal revelación, y que atacan la frágil estructura de defensa del cliente, es
probable que estimulen la salida a la cultura de la adicción.