Si usted asiste a un programa de recuperación de Doce Pasos, probablemente se le ha aconsejado que asista a noventa reuniones en noventa días (o al menos escuchó a alguien dar o recibir este consejo).
Este consejo se ha ofrecido como un remedio para muchas de las dolencias que se encuentran en la recuperación:
- Si tiene una recaída, vaya a noventa reuniones en noventa días.
- Si está deprimido o ansioso, asista a noventa reuniones en noventa días.
- Si usted está teniendo problemas sentimentales, definitivamente necesita noventa reuniones en noventa días.
- Si tiene problemas en el trabajo, vaya a noventa reuniones en noventa días.
- Si está pensando en tomar un trago o consumir, adivine qué: debería ir a noventa reuniones en noventa días.
Siempre he sentido que faltaba algo en este consejo. Por supuesto, veo el valor de asistir a las reuniones: juegan un papel importante en la recuperación. Las reuniones de AA y NA (Narcóticos Anónimos) me salvaron la vida. A menudo escuchamos algo en una reunión que nos ayuda a ganar perspectiva sobre los pasos y sobre cómo vivir un estilo de vida sobrio. Las reuniones también pueden ser un refugio donde el apoyo de otros alcohólicos y adictos es una parte invaluable de nuestra recuperación. Por lo tanto, no hay duda de que es fundamental hacer de la asistencia a las reuniones una prioridad. Pero todavía hay algo que falta en este consejo.
Este consejo no dice nada sobre lo que tenemos que hacer cuando estamos sentados en una reunión. Asistir a las reuniones sin alguna dirección es otra manera en que enfocamos la recuperación pasivamente, en lugar de tomar un papel activo en nuestra sobriedad. Asistir a muchas reuniones sin un plan es menos efectivo para quienes necesitamos el desarrollo de una nueva forma de vida. Claro, algunas cosas buenas sucederán, pero muchas más cosas buenas vendrán si tenemos un plan que tenga en cuenta nuestras necesidades y objetivos específicos.
Su definición personal de recuperación es el eje de su plan. Esa definición le ayudará a enfocar su energía y esfuerzo para crecer en sus ámbitos emocionales y espirituales. Así que tómese un momento y piense en lo que quiere que la recuperación signifique para usted y su vida. Esta definición, por supuesto, dependerá de dónde se encuentre en su viaje. Al principio, es posible que se preocupe principalmente por mantenerse sobrio, y con razón. Pero una vez que esté estabilizado, cuando no tenga que lidiar con las obsesiones o los deseos de consumo, puede comenzar a concentrarse en los problemas adicionales de vivir un estilo de vida sobrio.
Cuando asistimos pasivamente a las reuniones, no podemos encontrar importantes lecciones de recuperación, aun cuando parezca que estamos haciendo lo correcto. Ese es el gran riesgo de la solución "noventa reuniones en noventa días": sirve, pero seguramente nos estamos perdiendo de algunos de los beneficios de la recuperación. Peor aún, podemos estar engañándonos a nosotros mismos.
He visto en los grupos que los milagros le suceden a aquellos que están intensamente involucrados en su recuperación, en lugar de esperar pasivamente el cambio. Si no enfrentamos nuestros defectos básicos de una manera enfocada, consistente y sistemática, continuaremos sufriendo las consecuencias de nuestra negación e inacción.
No puede lograrse la sobriedad siendo pasivo. La recuperación requiere de acciones. Acciones integrales: -mente, cuerpo y espíritu- deben estar incluidos.
Entonces, ¿por qué seguimos siendo pasivos?
Creo que es porque hay muchos beneficios de ser pasivo.
- La pasividad nos permite recoger pruebas de por qué nuestra vida nunca funcionará. Nos permite culpar a otra persona por nuestro fracaso en mantenernos sobrios.
- La pasividad nos permite justificar la creencia de que, cuando fracasamos, AA o NA no funciona para nosotros. Si bien es cierto que AA o NA pueden no ser adecuados para todos, no lo sabremos a menos que participemos activamente en el proceso.
- La pasividad nos permite concluir que los padrinos no pueden ayudarnos porque no entienden nuestra situación. Puede que no la entiendan, pero si nunca hemos hablado honestamente, ¿cómo puede un padrino estar en sintonía con lo que somos?
- La pasividad puede tener una gran recompensa, ya que nos permite seguir haciendo lo que siempre hemos hecho mientras culpamos a los demás. Está libre de riesgos! No tenemos que arriesgarnos con el cambio. En cambio, podemos fingir que cambiamos sin cambiar realmente.
- Nuestra pasividad puede eventualmente crear una sensación de desesperanza, desesperación y pesimismo, poniendo a prueba las consecuencias naturales del fracaso. Pero como no vemos que nuestra pasividad nos impide cambiar, que nuestra decisión de ser pasivos es culpar, externalizamos y culpamos a otros o a las circunstancias de nuestra continua infelicidad.
Podemos sabotear nuestra recuperación de muchas maneras. Una de las formas más fuertes de auto sabotaje es la pasividad, caracterizada por el acto sin sentido de "trabajar un programa", como sentarse en reuniones sin decir lo que esperamos de la recuperación; sin definir cómo sería un "gran programa" que cumpla esas expectativas. Tomar conciencia de cómo la pasividad nos perjudica es la clave para estar y mantenerse sobrio.
El tipo de trabajo que se debe hacer en recuperación
Tenemos que pensar en la recuperación por etapas: La recuperación en la primera etapa está necesariamente enfocada en lograr la sobriedad. Típicamente involucra la desintoxicación para romper el vínculo físico de la adicción y el trabajo psicológico para romper los lazos de la dependencia mental del alcohol u otras drogas.
En pocas palabras, la recuperación de la primera etapa requiere admitir la naturaleza de nuestro problema. Esto no es tan fácil como parece. Muchas fuerzas están trabajando dentro de nosotros que no quieren que admitamos la naturaleza de nuestro problema. Por qué? Porque por la razón que sea, admitir nuestro problema es visto como quitar algo de lo que somos, en lugar de añadir algo a lo que somos.
Cuando finalmente somos honestos con nosotros mismos y aceptamos la naturaleza fatal de nuestra condición, reconociendo el hecho de que todo nuestro cerebro ha sido secuestrado, experimentamos un cambio paradójico en nuestra capacidad para lidiar con nuestra adicción. Llegamos a creer que hay un Poder superior que nuestro falso yo adicto-alcohólico, un Poder que podemos reclutar activamente para descubrir nuestro yo verdadero o espiritual.
La recuperación en la segunda etapa se preocupa por reconstruir la vida que salvamos en la primera etapa. Un medico lo explicó con una analogía de la medicina. Dijo que si nuestra pierna se rompía y nos daban analgésicos sin arreglar la pierna, pensábamos que estábamos bien por un tiempo. Pero una vez que nos quitaban los analgésicos, experimentamos un dolor intenso y nos dábamos cuenta de las limitaciones que estaban enmascaradas. El sufrimiento sobrio puede ayudarnos a darnos cuenta de que hemos estado caminando sobre la pierna rota de la recuperación parcial.
Trabajar todos los Pasos sistemática y activamente nos ayuda a enfrentar las fuerzas que interfieren con nuestra capacidad de mejorar nuestras relaciones con nosotros mismos y con los demás. Los Pasos, al darnos la perspicacia y la fuerza para reconocer nuestra dependencia emocional y nuestro falso yo, nos ayudan a desarrollar la sobriedad emocional.
Desde el punto de vista de la recuperación, tanto la dependencia química como la codependencia tienen que ver con la intimidad... y los problemas de intimidad siempre tienen que ver con la capacidad de funcionar en las relaciones. (Larsen 1985)
Nuestra inmadurez emocional, dependencia emocional y baja autoestima interfieren con nuestra capacidad de funcionar en relaciones íntimas. No podemos tener la intimidad necesaria para tener relaciones saludables cuando nuestras necesidades emocionales no resueltas dictan reglas imposibles de cumplir sobre cómo se supone que los demás deben comportarse para que nos sintamos amados o emocionalmente seguros. El resultado es que intentamos controlar a otras personas. Cuando nuestro sentido de amor o seguridad emocional se basa en controlar a otras personas, nunca nos sentiremos seguros ni experimentaremos la verdadera intimidad.
Para construir una base saludable para una relación, usted hace espacio para lo que usted quiere y para lo que la otra persona quiere, donde ninguna de las partes tiene que cumplir siempre con las expectativas de la otra. Respetarse unos a otros como personas separadas pero igualmente importantes, con diferencias y necesidades únicas, fortalece su conexión en lugar de interrumpirla.
Llegar a este lugar requiere mucho trabajo. Se necesita mucha reflexión y una honestidad rigurosa. Necesitamos salir de nuestra zona de confort y enfrentarnos a nuestro falso yo, quienes no somos, para que podamos convertirnos en lo que realmente somos. Un programa de recuperación pasiva, en el que sólo asistimos a las reuniones, sólo nos mantendrá atascados en la Etapa I, incluso si no estamos en la primera etapa más tiempo bebiendo o consumiendo.
Entonces, ¿en qué debemos centrar nuestro trabajo? La recuperación de la segunda etapa consiste en encontrar nuestro centro de gravedad emocional. La sobriedad emocional viene con la responsabilidad activa de nuestro bienestar emocional. Ya no dejamos que otras personas definan nuestra realidad. Estamos dispuestos a experimentar para descubrir quiénes somos realmente y qué queremos.
Termine mentalmente las siguientes oraciones incompletas con el primer pensamiento que le venga a la mente.
- Un tema sobre el que soy pasivo en mi recuperación es…..
- Una cosa que no quiero admitir de mí mismo y cómo trato a los demás es…
- Una de las cosas con las que tengo problemas para hablar con mi padrino es..
- Mis reglas exigen que mi pareja, mis hijos o amigos tengan que….
- Utilizo el programa para evitar…..
- Si fuera más activo cuando asisto a las reuniones,….
Necesitamos digerir activamente cualquier información que recibimos, en reuniones, de nuestro padrino o de nuestros seres queridos, para ver si se aplica a nuestra propia recuperación. Cuando examinamos críticamente lo que estamos aprendiendo sobre nosotros mismos desde nuestra experiencia interior, podemos tomar lo que funciona y ser congruentes con nuestros verdaderos valores, descartando lo que no funciona. Sólo podemos hacer esto si, en lugar de tratar de controlar o evadir a otros, tratamos de mantenernos conectados respetando nuestras diferencias y necesidades individuales.
En la primera etapa de recuperación nos motiva el dolor. Dolor causado por la ingobernabilidad de nuestras vidas. Dolor causado por la culpa, la vergüenza y el remordimiento por cómo lastimamos a nuestros seres queridos y a otras personas que creyeron en nosotros, y el dolor de la lucha que estamos experimentando para romper el vínculo con nuestra adicción.
Para empezar a poner los cimientos de nuestra nueva vida, tenemos que "parar". Pero una vez que hemos establecido nuestra sobriedad física, necesitamos trabajar rápidamente en nuestra sobriedad emocional. La sobriedad emocional es crítica para la recuperación a largo plazo. En la recuperación de la segunda etapa, comenzamos a examinar las creencias y actitudes tóxicas restantes de nuestro falso yo, nos familiarizamos más con nuestro adicto interior, nos damos cuenta de los patrones poco saludables en nuestras relaciones, descubrimos cómo ser de verdadero valor para los demás y avanzamos hacia la asunción de la responsabilidad total de nuestras vidas.
Esta nueva dirección en nuestras vidas libera las fuerzas constructivas de nuestro verdadero yo para que podamos crecer a lo largo de la espiritualidad. En lugar de estar motivados por el dolor de la adicción activa, ahora estamos motivados por el deseo de crecer, de descubrir nuevas posibilidades sobre quién y qué podemos ser.
Estar sobrio es un trabajo duro, pero mantenerse sobrio y vivir sobrio es donde comienza el verdadero trabajo. Nos enfrentamos a los problemas emocionales y psicológicos que van de la mano con nuestra adicción física.
Tan pronto como somos dueños de nuestra recuperación, utilizando activamente las reuniones para trabajar en un riguroso programa de Doce Pasos, nos embarcamos en el camino hacia la sobriedad emocional y la conexión auténtica con nuestros compañeros de viaje. Para hacer esto, necesitamos estar dispuestos a enfrentarnos y comprender plenamente a nuestro yo adicto.